10
Hans no tuvo que terminar el segundo cuaderno. Todos los elfos recordaron lo que era la navidad, quién era Papá Noel y quiénes eran ellos.
—Pero si estamos aquí… ¿Quién está en la fábrica? —pregunto Figgy Cookiekiss.
—¡Nadie, ese es el problema! —dijo Hans—. Todos estais aqui mirandome a mí en lugar de prepararlo todo para esta noche.
—No se si nos dará tiempo —dijo Jingle Milkjoy.
—Si os quedáis mirándome a mí como zoquetes, ¡no os va a dar tiempo! —Hans les echó de allí y les mandó a la fábrica —. Será mejor que les sigáis para que no hagan alguna.
—Muchas gracias, Hans —corearon los niños.
El duende cuentacuentos se llevó a Hans de vuelta a su casa. Esta crónica iba a ser muy larga y tenía que ponerse manos a la obra. Los niños tuvieron que correr calle abajo para alcanzar a los elfos. Spooky y Joey iban detrás.
La fábrica estaba a oscuras y la puerta cerrada. Los elfos se miraron unos a los otros y no sabia que hacer.
—¿Qué pasa? ¿Por qué no entráis? —dijo Susanski.
—Está cerrada y no tenemos la llave —dijo Dash Busyflake.
—¿Quién tiene la llave? —preguntó Coqui.
—Solo la tiene Papá Noel.
—Pero, si no recuerda la navidad, —empezó a decir Susanski— tampoco creo que recuerde donde tiene la llave.