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Los niños esperaron y ¡hasta se desesperaron! al ver a Papa Noel leer las cartas una y otra vez.
—¿Se las querrá aprender de memoria? —preguntó Peri.
—Es posible —dijo Susanski.
Las miraba por un lado, por el otro, de arriba abajo y empezaba por el final para llegar al principio. Los niños le miraban asombrados. Spooky hacía rato que se había mareado de verle andar en círculos mientras leía. Joey estuvo un rato siguiendole pero por hacer algo. No creía que pudiera ayudar. Entonces Papá Noel se acercó a Susanski y le dijo:
—Muchas gracias por haberme dejado ver un poco de tus navidades. Creo que tu tía María está un poco loca.
—Es una teoría muy extendida —dijo Susanski con la sonrisa más grande que había tenido en todo el día.
—Pero estoy empezando a recordar algo…
Joey les hizo un gesto a Coqui y a Peri y se volvieron a cantar villancicos. Y esta vez con más ahínco. Margarita invocó al cuarteto de cuerda y ganchillo que hacían recitales en los cementerios locales. Cogieron el ritmo enseguida.
—Esto me suena un poco más.
Cormac y Spooky se lanzaron a bailar en medio de la sala de lectura como si fuera una pista de baile. Virginia trajo galletas de jengibre y chocolate caliente, eran sus favoritos. Tras beber el primer sorbo y comer la primera galleta, Papá Noel dijo:
—Ho Ho Ho.