Saltar al contenido
cabecera del blog en la sección de cuentos

5

La nariz de Rudolph volvía a brillar y aquello solo podía significar una cosa: recordaba su nombre. Joey se acercó a los renos y les preguntó:

—¿Sabéis cómo os llamáis? 

Los renos movieron la cabeza afirmativamente. Cormac dejó de bailar y les pasó lista: 

—¡Rudolph! —llamó Cormac señalando con el dedo y este bramó. 

—¡Dasher! —Dasher bramó a su vez. Cormac miró al siguiente y dijo— ¡Dancer!

Dancer dio un paso adelante y bramó también.

—Ahora me toca a mí —dijo Coqui— ¡Vixen! 

Vixen dio un paso adelante, otro atrás y bramó.

—¡Ahora yo! —dijo Peri—. Prancer, Prancer es tu turno.

El reno dio un paso adelante, uno de la derecha y otro a la izquierda mientras Peri repetía su nombre.

—¿Cupid? —dijo Spooky muy bajito. 

Cupid se acercó y suavemente le acercó el morro a Spooky que sonrió mientras le acariciaba.

—Hey, Comet. ¿Ya te acuerdas de mí? —preguntó Joey. 

Comet negó con la cabeza y luego le sacó la lengua. Joey se rió a carcajadas.

—Ahora me toca a mí —dijo Susanski—. ¡Blitzen!

Blitzen dio un paso adelante y Susanski hizo lo mismo. Luego los dos dieron un paso atrás y dieron una vuelta entera. 

—Donner, ahora nos toca a nosotros —dijo Cormac bailando hacia él.

Los niños aplaudieron felices. Joey llamó a unos Osconanos para que ayudaran a poner en marcha el trineo de Papá Noel mientras él, los niños y un monstruo de armario tenían que visitar a los elfos de Papá Noel. 



Comments are closed.

¿Te has subscrito a los Cuentos de Susanski?